Desde la Asociación Cultural Hojarasca os ofrecemos una nueva propuesta de ruta para el próximo sábado 05 de Marzo.
La ruta es sencilla, apta para todos los públicos, en un entorno que guarda la historia de nuestros ancestros, como es la cima de Mendikute, y la cueva, morada de la diosa Mari, que la cumbre atesora en sus laderas.
Os ofrecemos la oportunidad de conocer un poquito las tradiciones, la mitología, los usos y creencias de diferentes tipos de árboles y plantas que habitan el bosque, y las leyendas de nuestros personajes míticos. Pero no solo tendremos la oportunidad de conocer algo más sobre estas especies, también sabremos de la historia y mitología del viejo castillo de su cima, y más sorpresas a desgranar pausadamente en el paseo.
Quedaremos a las 9:00 horas en el aparcamiento de camiones junto a los bomberos de Tolosa. Desde aquí subiremos unos 10 kilómetros en coche, hasta el barrio de Urkizu. Un tramo de pista de cemento nos llevará al punto de partida. Utilizaremos coches lanzaderas para acceder al comienzo de la ruta.
Aconsejamos llevar:
. calzado de montaña
. chubasquero o paraguas
. almuerzo
. agua
. bastón
. ropa de abrigo
. linterna
La salida puede ser anulada con antelación, si las condiciones, tanto meteorológicas como sanitarias, así lo aconsejen, o bien si no sale un grupo mínimo.
Es necesario apuntarse con antelación, por si debemos esperar la llegada de alguien, en cualquiera de los siguientes contactos, el precio es de 8 euros adultos, y 4 euros niños de 5 a 14 años.
Los enormes cencerros, descansaban en el viejo arcón, en una esquina del viejo desván del viejo caserío. Aguardaban allí, junto con los demás enseres de la celebración, la llegada de su momento, la llegada de ese momento sublime, en que volverían a ser los protagonistas del viejo ritual. El mismo ritual que desde hace años, tantos años que se pierden en la memoria del tiempo, ha ido pasando de padres a hijos, de abuelos a nietos.
Los enormes cencerros, atesoran la arcaica sabiduría de las tradiciones cocinadas en lo más profundo de los brumosos bosques, en las barrancas de las montañas, en las creencias de quienes aún son parte de todo este universo natural.
CENCERROS
Su momento llega en lo más profundo del invierno, en esa época del año en que la naturaleza permanece aparentemente dormida. Es en ese preciso instante, cuando nuestros ancestros vieron la hora de despertarla de su letargo, de convencerla de que debe resurgir, volvernos a regalar sus dones, su calor, sus alimentos, su energía telúrica. Surgen, de esta forma rituales, representaciones, con una y mil ideas, para llevar a buen fin este propósito. Nuestro mundo, ha cambiado radicalmente, pero, afortunadamente, aún hoy podemos disfrutar de esos mágicos hilos, que nos vinculan de manera sobrecogedora con lo más profundo de nuestra vieja cultura, con lo más profundo de la vieja cultura de las montañas, con lo más profundo de lo que algún día fuimos.
Las mascaradas invernales de Ituren y Zubieta, se celebran a finales del mes de enero, antiguamente lo hacían un lunes y martes sin determinar entre la Epifanía y el martes siguiente al domingo de Quincuagésima. La fecha la acordaban los mozos de ambas localidades, reunidos el día de San Antón.
EL OSO, SIMBOLO DEL RENACER DE LA NATURALEZA
El lunes de carnaval, los Ioaldunes de Zubieta, visitan a sus vecinos de Ituren, al día siguiente son estos últimos quienes devuelven la visita a los de Zubieta. Todo comienza con un almuerzo, cada uno en su respectivo pueblo. Le sigue, entonces, el ritual de vestir el atuendo de IoaLdun, que se cumple a rajatabla y se pierde en la noche de los tiempos. Primero se colocan una faja negra, después una enagua con bordados, prenda que para muchos investigadores representa las fuerzas femeninas tan presentes e importantes en los carnavales tradicionales vascos. Luego se ponen una piel de oveja que les cubrirá la zona de la cintura, y sobre ella, los protagonistas de la fiesta, los cencerros o Polunpak de 40 cm. de largo, 11 litros de capacidad y 6 kilos de peso cada uno, para colocárselos se requiere la ayuda de otros dos Ioaldunak, mientras uno sujeta los Polunpak, otro los ajusta tensando una cuerda, para lo que incluso tiene que apoyarse con un pie en el propio pecho del que se está vistiendo. Mikel Laboa recogió una leyenda en la que se cuenta como un herrero fundía los santos de las iglesias para hacer los cencerros. Estos van pasando de generación en generación. Sólo falta el Ttuntturro, vistoso sombrero de tela multicolor con múltiples cintas, encajes y rematado por plumas de aves, el hisopo compuesto por una cola de caballo que cuelga de un asa hecha con cuero y que los Ioaldunak llevan en la mano derecha, y el pañuelo azul a cuadros en el cuello.
COLOCANDO LOS CENCERROS EN ZUBIETA
Tras vestirse van saliendo a la plaza sin prisa, se colocan en 2 filas y al toque de cuerno, que lleva uno de los que va en cabeza empiezan a caminar marcando el ritmo de los cencerros a golpe de espalda y riñón, lanzando gritos de vez en cuando para mantener el compás, dan dos vueltas a la plaza y se dirigen en dirección a Ituren, llegados al molino de Zubieta, montan en carros y coches que les llevan hasta el barrio de Aurtitz, fruto de los nuevos tiempos.
En éste barrio de Ituren se les juntan el primer grupo de Ioaldunak, su vestimenta es similar, sólo se diferencian en que los de Ituren cubren con la piel de oveja también los hombros, visten camisas de cuadros y pañuelo al cuello rojo. Juntos se dirigen hacía el barrio de Lagasa donde se unen los restantes Ioaldunak, en total 52, éste último grupo va acompañado de un lobo y un oso que se abalanzan sobre los visitantes. Todos entran en Ituren bajo el impresionante y estremecedor sonido de 104 cencerros.
IOALDUNAK
Pero, ¿que es lo que estamos viendo cuando asistimos a la magia de las mascaradas de Ituren y Zubieta?.
Son muchas las teorías y estudios realizados sobre los carnavales rurales, y especialmente sobre éste del valle de la regata del Ezkurra. Una teoría conocida es la que afirma que la misión de éste rito es la de despertar a la naturaleza, dormida en invierno, y propiciar su fecundidad, para ello utilizan los cencerros, y el hisopo con el que acarician la tierra siguiendo el ritmo al caminar. También pudieran tener un sentido de protección contra los malos espíritus. Existen muchísimas otras teorías basadas en ritos iniciáticos, en la costumbre de los pueblos de la zona de galopar por los bosques con cencerros en la cintura para ahuyentar a las fieras, hasta simples visitas de buena vecindad.
LA MAGIA DE LAS MASCARADAS INVERNALES
Nos encontramos ante una mascarada invernal, algo muy común en amplias zonas de Europa, desde Portugal hasta los Balcanes. Es curioso que en zonas del este de Europa, o en la localidad cántabra de Silió, se den mascaradas muy similares a las del valle del Ezkurra.
Lo cierto es que todo en estos carnavales, es mágico, hay algo especial que se respira en el ambiente, los Ioaldunak van sin prisa, concentrados en su tarea, conscientes de realizar un rito ancestral heredado directamente de sus antepasados.
La importancia que éste rito ha tenido tradicionalmente para los pobladores de la montaña navarra, queda demostrada en el hecho de que antiguamente, los Ioaldunak no podían quitarse los cencerros en los días que dura el carnaval, tenían que dormir boca abajo, y debido a la presión que ejercían sobre el cuerpo sólo se podían alimentar de caldo.
ATANDO LOS CENCERROS
Actualmente esto no sucede, sin embargo cualquiera que se acerque a éstas localidades en su carnaval, podrá ver la importancia que tienen ser Ioaldun, padres e hijos comparten ésta condición, como posiblemente lo hicieron sus abuelos, y a juzgar por lo que allí se ve, lo harán sus nietos, al fin y al cabo y como dicen allí, nadie quiere dejar de ser Ioaldun.
Muchos elementos nos dan datos para múltiples interpretaciones, la piel de oveja, las plumas, el hisopo, los cencerros tan importantes en todo el ciclo invernal, las enaguas, el oso que despierta de su letargo invernal considerado, a pesar de su fiereza como protector de las aldeas y un animal directamente relacionado con la luna. Todo con un claro eje central desde mi punto de vista, la relación directa con la naturaleza. Es un rito que se pierde en lo más profundo de nuestra cultura, y que nunca conseguiremos descifrar completamente, y tal vez sea mejor así, pues de ésta manera seguirá manteniendo su magia.
ELEMENTOS DEL RITUAL
Hemos vuelto a vivir, la emoción del carnaval, el eco de los cencerros acariciando bosques y montañas, regatos y valles, almas y corazones, ha vuelto a resonar en nuestro ser. Su energía nos alimenta, su encantamiento atávico nos acaricia, nos dejamos embaucar con su hechizo milenario, nos sumergimos en su misterio hecho de tradición de belleza, de magia.
Desde la Asociación Cultural Hojarasca, te invitamos a compartir una mañana con nosotros, caminado por el bosque, el próximo sábado, 15 de enero.
La ruta es sencillísima, apta para todos los públicos, en un paraje idílico como es cromlech de Oianleku, dentro del Parque Natural de Peñas de Aia-Aiako harriak.
Os ofrecemos la oportunidad de conocer un poquito las tradiciones, la mitología, los usos y creencias de diferentes tipos de árboles y plantas que habitan el bosque. Pero no sólo tendremos la oportunidad de conocer algo más sobre estas especies, sabremos de la historia y mitología del cromlech, de los secretos de Mari, de Roldán, de Basajaun, y más sorpresas a desgranar pausadamente en el paseo.
Quedaremos a las 9:30 horas, en el aparcamiento del campo de fútbol de Oiartzun (Iurrita bidea, 10). Desde allí subiremos en coche hasta el aparcamiento de Kauso, a unos 12 kilómetros de Oiartzun, desde donde arrancaremos la ruta.
Aconsejamos llevar:
. Calzado de montaña
. Chubasquero o paraguas
. Almuerzo
. Agua
. Bastón
. Ropa de abrigo
La salida puede ser anulada con antelación, si las condiciones, tanto meteorológicas como sanitarias, así lo aconsejen, o bien si no sale un grupo mínimo.
Es necesario apuntarse con antelación, por si debemos esperar la llegada de alguien, en cualquiera de los siguientes contactos, el precio es de 8 euros adultos, y 4 euros niños de 5 a 14 años.
Desde la Asociación Cultural Hojarasca te invitamos a compartir una bonita tradición, como es el subir a una de nuestras cumbres en el comienzo del año, el próximo domingo 2 de Enero.
La ruta es sencilla, apta para todos los públicos, en un entorno que guarda la historia de nuestros ancestros, como es la cima de Mendikute, y la cueva, morada de la diosa Mari, que la cumbre guarda en sus laderas.
Os ofrecemos la oportunidad de conocer un poquito las tradiciones, la mitología, los usos y creencias de diferentes tipos de árboles y plantas que habitan el bosque. Pero no sólo tendremos la oportunidad de conocer algo más sobre estas especies, también sabremos de la historia y mitología del castillo, y más sorpresas a desgranar pausadamente en el paseo.
Quedaremos a las 9:00 horas, en el aparcamiento de camiones, junto a los bomberos de Tolosa. Desde aquí subiremos unos 10 kilómetros en coche, hasta el barrio de Urkizu. Un tramo de pista de cemento nos llevará al punto de partida.
Aconsejamos llevar:
. Calzado de montaña
. Chubasquero o paraguas
. Almuerzo
. Agua
. Bastón
. Ropa de abrigo
La salida puede ser anulada con antelación, si las condiciones, tanto meteorológicas como sanitarias, así lo aconsejen, o bien si no sale un grupo mínimo. El precio es de 8 euros adultos, y 4 euros niños de 5 a 14 años.
Es necesario apuntarse con antelación, por si debemos esperar la llegada de alguien, en cualquiera de los siguientes contactos:
Nos acercamos a uno de los momentos más mágicos del año, un momento que fue de vital importancia para nuestros ancestros, el solsticio de invierno. Nuestros antepasados, estaban acostumbrados a observar los distintos ciclos de la naturaleza, no en vano, ellos eran parte intrínseca de esa naturaleza, y de ella dependía su propia supervivencia. El momento solsticial, que en nuestras latitudes se dará el próximo martes 21 de diciembre, no pasó desapercibido para ellos. Era este, el momento en que la luz comenzaba a ganar terreno a la oscuridad, no debemos olvidar que la noche del solsticio de invierno, es la noche más larga del año, a partir de ese momento, la noche comienza a acortarse paulatinamente. Pero tampoco escapó a nuestras mayores, que en ese momento el sol es cuando menos fuerza tiene, del astro rey dependía el que germinaran las plantas y árboles, es decir, alimento, madera con la que generar materiales de construcción, combustible,…cobijo y calor. Por todo ello, era imprescindible que este sol recuperara toda su energía milenaria, en estas fechas. Los hombres y mujeres, ponían de alguna forma, su granito de arena, en esta descomunal tarea, ayudaban a reforzar al sol, mediante el uso del fuego.
Existe una llamada “teoría solar”, que ve en el fuego una especie de hechizo empleado por el hombre, en ese momento de decadencia de la luz solar. De alguna forma, con el empleo del fuego, se trata de suplir, con ceremonias o rituales, más o menos mágicas, esa carencia de luz, reforzando, igualmente esa debilidad solar. Según esta teoría, el fuego sería considerado como un elemento provisto de energía positiva y activa, energía estimulante, creativa, fuente de salud y de vida que se debe mantener a toda costa. Otras teorías nos hablan de que el fuego, tendría un carácter más purificador, que tendrían como finalidad el destruir energías negativas
Vinculado a este hecho del empleo del fuego, encontramos un interesantísimo elemento, vinculado al solsticio de invierno, el Tronco de Navidad. Un arcaico ritual, que se ha observado en muchos puntos de la vieja Europa, y que nos enlaza directamente con los viejos cultos a los árboles, con ritos, que quizás nos lleven hasta tiempos prehistóricos.
Se trata de un leño que debía arder en el fuego del hogar en las fechas de Navidad, estas festividades navideñas, vinieron a cristianizar, los antiguos cultos, vinculados, precisamente, al solsticio de invierno. Son muchas las variables que se nos presentan en este ritual del tronco navideño. De forma genérica, el árbol se elegía en el bosque, generalmente uno de los mejores ejemplares del mismo, de la especie más abundante, como robles o hayas, por ejemplo.
Durante unos días, el señor del caserío, debía subir al bosque, para explicar al árbol el motivo por el que debía ser cortado. El hecho de pedir permiso al árbol, para derribarlo, se observa en varios puntos de Europa, de alguna forma, se pide perdón al propio árbol como ser sagrado, pero también a los genios, energías,… que habitan en él. De esa forma por una parte se les da la posibilidad, a esos númenes, de trasladarse de árbol, y por otra se solicita que parte de sus energías benéficas se queden en el que se va a derribar.
Tras cortar el tronco, era arrastrado al hogar, por una yunta de bueyes, y se guardaba en la casa, pero, eso sí, con un trato especial. Se conservaba con mimo en el desván, o en la cuadra, incluso en una esquina de la entrada de la casa. Llegaba entonces el momento de colocarlo en el fuego del hogar, utilizando, igualmente, diferentes formulas según los lugares.
UNA TRADICION ANCESTRAL
La tradición del Tronco de Navidad, la observamos en muchas versiones en nuestra tierra, dependiendo del lugar donde se desarrolla. En ocasiones, eran dos troncos los que se colocaban en los laterales del hogar, como sucedía en Mezkiritz o en Gorriti, donde tomaban el nombre de “Laterales de Nochebuena”. En otros pueblos como en Eskirotz o en Elkano, se introducían tres troncos, que solían ser uno para Dios, otro para la honra de la Virgen María, y otro para la familia.
El madero sagrado, debía arder en el fuego del hogar durante la noche mágica de la Nochebuena, en lugares como en Mezkiritz, no debían de apagarse los troncos durante todo el año. En zonas de Aragón debía arder durante tres días, en Juslapeña y en Unzu, no se dejaba arder el tronco totalmente, pues sus restos aún humeantes se utilizaban en el día de Reyes, para recorren con ellos las habitaciones de la casa, en un símbolo protector del humo. Este hecho de no dejar consumirse totalmente el tronco, era habitual en la mayoría de los pueblos, manteniendo un trozo del mismo, e incluso sus cenizas. Estos restos eran empleados como protecciones, por ejemplo, en Oiartzun, donde se hacia pasar por encima del resto del tronco a los animales del caserío. En Francia, se guardaba este trozo debajo de la cama, para proteger la casa de incendios y rayos, tras arder en el hogar durante 12 noches. Así mismo en el país galo, colocaban un trozo de esta madera en el bebedero de las vacas, bajo la creencia de que, de esta forma, les ayudaba a tener terneros, un claro símbolo de fertilidad, tan presente en la época solsticial. En Aezkoa, este trocito de tronco, se usaba para curar las ubres a las vacas. Sus cenizas eran esparcidas por campos de labor, o mezcladas con ele estiércol para fertilizar campos. En Bedia, se considera que el tronco bendicía las casas
Era costumbre el usar unas pequeñas astillas como complemento del tronco de Navidad. Astillas que se solían elegir en el desván del caserío, y se apilaban cuidadosamente junto al fuego. En muchos lugares era el padre o el abuelo, quien comenzaba con el ritual, introduciendo en el fuego las astillas de forma nominativa, tras bendecir la mesa y realizar una oración. En otros casos el padre comenzaba introduciendo una astilla, para acto seguido, cada miembro de la familia realizar la misma operación en orden de edad, terminando por el más pequeño de la casa. Remataba el ritual el padre que metía en el fuego una astilla más para los pobres y ausentes. En determinados lugares a estas astillas se les ataba el nombre de la persona a la que representaba, y en caso de que alguno falleciese, se colgaba esa leña junto a la cama.
Este tronco recibe variados nombres como “Chubilaro” en el valle del Romanzado, “Pago mozkorra” en Azkarate; “Suklaro egurra”, en la zona de Salazar o “Tronco de Dios” en el valle de Ollo, por citar algunos.
ORIGENES DE OLENTZERO
En Oiartzun, este tronco se llama “Olentzero enborra”, curiosa forma, que nos lleva a pensar en el mítico carbonero que deja regalos por estas fechas a los habitantes de la casa. Y es que cuando hablamos de Olentzero, estamos ante los rescoldos de un antiquísimo culto arbóreo, que de alguna forma, tomó la forma de este tronco de Navidad, y a lo largo del tiempo evolucionó hacia el personaje que conocemos actualmente. No es casual, que Olentzero se presente como un habitante del bosque, un carbonero, que aparece una vez al año, para retirarse a lo más profundo de la floresta, el resto del ciclo anual. Tal vez sea, de alguna forma, la representación de un espíritu protector del bosque.
El nombre de Olentzero, haría referencia, no solo al personaje, sino al propio ciclo festivo. Según algunos estudiosos, el término Olentzero sería una variante de Onentzaro, algo así como “la sazón de los buenos”.
En muchas zonas como en el valle de Larraun, a Olentzero se le define como un hombre de 366 ojos.
En Elduain o en Oiartzun, Olentzero es tenido como un ser peligroso que desciende por la chimenea para cortar la cabeza a los moradores con una hoz. Quizás estemos aquí en un intento de cristianizar este símbolo protector del bosque, que es el tronco solsticial, dotando de elementos negativos al mismo.
Este tronco, vendría, en definitiva, a representar la luz, la renovación del solsticio, así como un arcaico culto a los árboles y el bosque, que hunde sus raíces en los viejos rituales, de cuando, nosotros, también fuimos bosque.
EL TRONCO DE NAVIDAD EN EUROPA
La tradición del tronco, no es exclusivo de nuestra tierra, en la praticamente totalidad de Europa, se daba este arcaico ritual. En Galicia, tomaba el nombre de “Tizón de Navidad”; “Nataliegu” en Asturias; “El Travesero”, en Cantabria; “Tronca de Navidad” o “Tió”, en el área pirenaica y Cataluña; “Nochebueno”, en la zona central de Península Ibérica; “Madeiro de Natal”, en Portugal; Der Christbrand”, en Alemania; “Souche”, en Normandía, o “Kef de Nedelek”, en la Bretaña Francesa. Sin olvidar la tradición del “Yule”, en los países del Norte de Europa.
Desde la Asociación Cultural Hojarasca, te invitamos a compartir una mañana con nosotros, caminando por el bosque, el próximo domingo 12 de Diciembre.
La ruta es sencillísima, apta para todos los públicos, en un paraje idílico como es cromlech de Oianleku, dentro del Parque Natural de Peñas de Aia-Aiako Harriak.
Os ofrecemos la oportunidad de conocer un poquito las tradiciones, la mitología, los usos y creencias de diferentes tipos de árboles y plantas que habitan el bosque. Pero no sólo tendremos la oportunidad de conocer algo más sobre estas especies, sabremos de la historia y mitología del cromlech, de los secretos de Mari, de Roldán, de Basajaun, y más sorpresas a desgranar pausadamente en el paseo.
Quedaremos a las 9:30 horas, en el aparcamiento del campo de fútbol de Oiartzun (Iurrita bidea, 10). Desde allí subiremos en coche hasta el aparcamiento de Kauso, a unos 12 kilómetros de Oiartzun, desde donde arrancaremos la ruta.
Aconsejamos llevar:
. Calzado de montaña
. Chubasquero o paraguas
. Almuerzo
. Agua
. Bastón
. Ropa de abrigo
La salida puede ser anulada con antelación, si las condiciones, tanto meteorológicas como sanitarias, así lo aconsejen, o bien si no sale un grupo mínimo.
Es necesario apuntarse con antelación, por si debemos esperar la llegada de alguien, en cualquiera de los siguientes contactos, el precio es de 8 euros adultos, y 4 euros niños de 5 a 14 años.
Desde la Asociación Cultural Hojarasca, te invitamos a compartir una mañana con nosotros, caminado por el bosque, el próximo domingo 28 de Noviembre.
La ruta es sencillísima, apta para todos los públicos, en un paraje idílico como es cromlech de Oianleku, dentro del Parque Natural de Peñas de Aia-Aiako harriak.
Os ofrecemos la oportunidad de conocer un poquito las tradiciones, la mitología, los usos y creencias de diferentes tipos de árboles y plantas que habitan el bosque. Pero no sólo tendremos la oportunidad de conocer algo más sobre estas especies, sabremos de la historia y mitología del cromlech, de los secretos de Mari, de Roldán, de Basajaun, y más sorpresas a desgranar pausadamente en el paseo.
Quedaremos a las 9:30 horas, en el aparcamiento del campo de fútbol de Oiartzun (Iurrita bidea, 10). Desde allí subiremos en coche hasta el aparcamiento de Kauso, a unos 12 kilómetros de Oiartzun, desde donde arrancaremos la ruta.
Aconsejamos llevar:
. Calzado de montaña
. Chubasquero o paraguas
. Almuerzo
. Agua
. Bastón
. Ropa de abrigo
La salida puede ser anulada con antelación, si las condiciones, tanto meteorológicas como sanitarias, así lo aconsejen, o bien si no sale un grupo mínimo.
Es necesario apuntarse con antelación, por si debemos esperar la llegada de alguien, en cualquiera de los siguientes contactos, el precio es de 8 euros adultos, y 4 euros niños de 5 a 14 años.
El pasado sábado, 13 de Noviembre, nuestros pasos errantes de Hojarasca, visitaron los cromlechs de Urgarata, en las bellas tierras de Arano, en Navarra. Allí entre brumas y gente fabulosa, lanzamos un reto a nuestros amigos más jóvenes. El reto era realizar una replica de un cromlech, como alguno de los que salpican las dulces praderas de altura de la zona de Añone, y enviarnos una foto. Cada cual debía imaginar como iba a construir su creación, con total y absoluta libertad, el arte y el viento de los collados nos hace libres, libertad en la elección del formato, del material,… Nuestra sorpresa fue aumentando, ya que, durante el camino, se iban maquinando ya, las ideas que darían forma a las joyas que hemos recibido. Y nuestra sorpresa ha sido gigante, al recibir las fotos de las creaciones de Libe, Maren, Naira, Eneko e Irati. Nos han encantado todas las creaciones, y sobre todo os queremos agradecer de todo corazón, vuestra implicación en este reto. Os queremos agradecer la pasión con la que habéis aceptado nuestra idea, para nosotros es un enorme honor. Sois maravillosos, muchísimas gracias.
Desde la Asociación Cultural Hojarasca, queremos proponeros una nueva ruta para conocer uno de los parajes más enigmáticos de nuestras viejas montañas, para el próximo sábado día 13 de Noviembre. Nos vamos a tierras navarras, en concreto a la localidad de Arano, para visitar los cromlechs de Urgarata, y de paso saborear con calma viejos caminos, y la belleza del otoño en nuestros hayedos y robledales.
Una sencilla ruta de aproximadamente 6 kilómetros de distancia, y un desnivel apenas perceptible de unos 100 metros. Apta para todos los públicos, incluidos niños.
La ruta durará de 4 a 5 horas, ya que a pesar de su corta longitud, realizaremos continuas paradas para conocer los secretos de la Cultura del Bosque, usos, creencias, tradiciones de los árboles, leyendas mitológicas..
La hora de quedada será a las 8:45 horas, en el barrio Zikuñaga de Hernani, (junto a la empresa Couth). Subiremos hasta Arano en los coches, y desde el parking de la localidad navarra comenzaremos nuestro caminar.
Es imprescindible apuntarse previamente en cualquiera de los contactos siguientes, por si tuviéramos que esperar. El precio de la excursión es de 8 euros los adultos y 4 euros los niños de 5 a 14 años.
La excursión pudiera ser cancelada si se dan condiciones climatológicas adversas, o no alcanzamos un grupo mínimo de participantes.
Para más información no dudes en contactar con nosotros:
Un delicioso manto ocre cubre los bosques, en una telúrica invitación a sumergirnos en su magia. Los árboles, como el mejor pintor de la escuela holandesa, despliegan su paleta de mil y un tonos, creando un conjunto pictórico soberbio. Es el momento del otoño, de mirar un poquito hacia dentro de nosotros mismos, el momento de la introspección. Pero también es el momento de salir a caminar, de sentir la hojarasca del hayedo bajo nuestras botas gastadas, de guarecernos bajo la cúpula protectora del robledal, de salir a conocer las arcaicas tradiciones de nuestros mayores, es el momento de la vieja cultura del bosque.
“A todo cerdo le llega su San Martín”, es uno de los dichos más conocidos, que todos hemos oído en alguna ocasión, y que encierra, de alguna forma, una manera de ver, de entender el mundo, en definitiva encierra una perspectiva muy concreta de la vida. Se acerca el día de San Martín, que se celebra el 11 de noviembre, una fecha muy importante en el antiguo calendario tradicional de los pueblos de raigambre agrícola. El cristianismo vino a cristianizar, valga la redundancia, una festividad con claros tintes paganos, colocando en esta fecha, la celebración del funeral de San Martín de Tours, fiesta hoy bastante deslucida, pero que en el calendario agrícola, se celebraba en diferentes lugares de la vieja Europa.
En San Martín, se celebraba el fin de la época de la cosecha, y se celebraba comiendo productos del campo, recién cosechados. Pero también se sacrificaban animales, como por ejemplo gansos, o cerdos.
MAGIA DEL BOSQUE
Esta fiesta está, igualmente, muy vinculada al fuego, el conocido antropólogo escocés James George Frazer, dice, en su imprescindible obra “La Rama Dorada”, que el hecho de portar fuego, tal y como se hace en determinados lugares en esta fecha, sería un ritual de fertilidad arcaico. En Alemania, se celebra este día la “Fiesta de los Faroles”, en la que los niños de los pueblos, hacen un recorrido por las calles portando faroles encendidos fabricados por ellos mismos. Cantan canciones dedicadas al santo y regalan panecillos, alguno de ellos con forma humana, llamados “Weckmann” y “Hefeteigmann”, así como Brezel y cuernos de San Martín. Igualmente, y como sucede en el solsticio de verano, es decir San Juan, se encienden hogueras. Esta fiesta también era celebrada con el encendido de farolillos en zonas de Bélgica y de los Países Bajos. Igualmente se prendían fuegos en las Islas Canarias, y se bebía vino nuevo llamado “Vino de San Martín”, acompañado de la “Oca de San Martin”. En Asturias, concretamente en la zona de Aller, también se ha celebrado esta festividad, así como en el Pais Vasco, donde era tradición ofrecer velas al santo. En esta fecha se realizaba, también el ritual del Fuego Nuevo, del que hablaremos en otra entrega.
FUEGO CAUTIVADOR
Por San Martín, era tradición matar el cerdo, en amplias zonas europeas. Una tradición muy arraigada en el calendario antiguo, ya que suponía el asegurarse la alimentación en los meses fríos. Un momento tan importante, se celebraba con un ritual, que comenzaba con la elección del día, en torno a esta fecha, para llevarlo a cabo, ya que debía ser cuando la luna estuviese en cuarto menguante. Se tenía al animal varios días antes en ayuno, para facilitar la limpieza del intestino que se empleará en el proceso. Se le clavaba un cuchillo en el cuello par que se desangrase. Se le prendía fuego sobre un montón de helechos, para eliminar sus cerdas, y ya una vez abierto y limpio se le dejaba reposar colgado 24 horas. Hoy, nos puede parecer algo un tanto sanguinario, pero hace unos años era una auténtica fiesta de hermandad, en la que participaba toda la familia y buena parte del vecindario. También era tradición bendecir en esta fecha semillas de trigo o maíz, para sembrarlas después y tener una buena cosecha.
En la mitología vasca, a San Martín de Tours, se le ha tenido como el mítico San Martinico, o San Martín Txiki. Es este un héroe culturizador, es decir, alguien que trae la cultura a los humanos, en muchas ocasiones robando los secretos de la evolución a genios como Basajaun. La plantación del cereal, el uso del aliso para la fabricación del eje del molino, o la fabricación de la sierra, tal y como nos narra la siguiente leyenda que recopilara don José Miguel de Barandiarán en la zona de Oiartzun:
“Los basajaunes fabricaban sierras en su taller; no así San Martinico, que carecía de un modelo para ello. Deseando éste conocer el secreto, envió a su criado a anunciar en el pueblo que San Martinico había fabricado la sierra. Al oír esto, el basajaun le preguntó:
¿Es que tu amo ha visto la hoja del castaño?
No la ha visto, pero la verá – contestó el criado
Luego refirió a San Martinico lo sucedido. San Martinico vio la hoja dentada del castaño y labró, a su estilo, una lámina de hierro.
De noche fue el basajaun a la herrería de San Martinico, para comprobar si éste había fabricado alguna sierra. Al encontrar allí una, le torció alternativamente a uno y otro lado los dientes, queriendo así inutilizarla. Pero con ello mejoró la herramienta: ahora estaba triscada y no se agarrotaba como le ocurría antes y les ocurría a las del basajaun. Desde entonces se propagó el uso de la sierra por el mundo”.
PRECIOSO CASTAÑO
El fruto del castaño, la castaña, era un producto muy vinculado con esta época del año, pues se consumía en esta fecha. En amplias zonas peninsulares, se celebraba una festividad consistente en encender una hoguera en la plaza del pueblo, y asar en ella castañas. Se comían junto con la primera cosecha de sidra, vino o aguardiente, y acudían a su calor todos los paisanos. Se llamaba, e incluso en amplias zonas aún se llama, pues aún se mantiene la tradición, como en Cantabria, Magosto, Magosta, Amagüestu, o Gaztaiñerre. Está tradición, está vinculada a la celebración de Todos los Santos, cuyo origen está en la festividad celta del Samhain. El Samhain festejaba el momento del año en que el mundo de los vivos y de los muertos estaba más cerca, más interconectado. Se creía que los difuntos visitaban las casas donde habían morado en esa noche, por lo que en zonas como Galicia, se dejaba el fuego encendido toda noche, y se dejaban castañas del Magosto, en la repisa para ellos. Esta fecha se celebraba normalmente la noche del 31 de octubre al 1 de Noviembre, pero en Escocia, por ejemplo, se celebraba el 11, 12 o 13 de Noviembre. Era tradición disfrazarse `para despistar a los espíritus malignos, esta fiesta viajó con los emigrantes irlandeses a los Estados Unidos, convirtiéndose en el conocido Halloween.
CASTAÑO EN LIZUNIAGA, PIRINEO
La vieja cultura del bosque, vuelve a susurrarnos su magia, vuelve a decirnos que desde hace milenios, hombre y naturaleza han sido uno, que aquellos que nos precedieron, vivían acorde a sus ritmos. No olvidemos estos antiguos usos, rituales, formulas, creencias y tradiciones, no olvidemos la esencia de lo que somos.
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