

Mañana, viernes 24 de febrero, da comienzo el interesante Festival de Oralidad Ahoz Aho, de la mano de Intujai teatro. Gracias a iniciativas de este tipo se fomenta la cultura, y nos da la posibilidad, a autores como el que escribe, de presentar sus trabajos. En mi caso, presentó el libro “Rutas Mitológicas II”, el próximo martes, 28 de febrero, a las 20:30 horas, en Auzo Etxe del barrio de Amarotz, de Tolosa.
Gracias por la iniciativa a la gente de Intujai, seguir la pista de Ahoz Aho, y que no pare la cultura,…
Desde la Asociación Cultural Hojarasca, ofrecemos una nueva propuesta de ruta para el próximo domingo 15 de Enero.
Proponemos conocer el paraje de Sansonarri, en el cordal Adarra-Mandoegi, en Urnieta. Esta sencilla ruta, apta para todos los públicos, nos llevará a caminar pausadamente por un delicioso entorno mágico e histórico, sabremos de la leyenda que esconde la piedra de Sansón, y disfrutar de preciosos bosques y vistas privilegiadas.
Os ofrecemos la oportunidad de conocer un poquito las tradiciones, la mitología, los usos y creencias de diferentes tipos de árboles y plantas que habitan el bosque, y las leyendas de nuestros personajes míticos.
Quedaremos a las 9:00 horas, en el aparcamiento de la empresa ISN, ubicada en el polígono industrial Ergoien, entre las localidades de Urnieta y Andoain. Allí plantearemos las opciones de acceso al barrio de Besabi, evitando acceder con todos los vehículos por los problemas de aparcamiento.
La ruta nos llevará toda la mañana, con una distancia de unos 4,5 kilómetros, y un desnivel muy suave de unos 300 metros.
Aconsejamos llevar:
. Calzado de montaña
. Chubasquero o paraguas
. Almuerzo
. Agua
. Bastón
. Ropa de abrigo
La salida puede ser anulada con antelación, si las condiciones, tanto meteorológicas como sanitarias, así lo aconsejen, o bien si no sale un grupo mínimo.
Es necesario apuntarse con antelación, por si debemos esperar la llegada de alguien, en cualquiera de los siguientes contactos, el precio es de 10 euros adultos, y 6 euros niños de 5 a 14 años.
606 30 44 52 – Aitor
666 53 11 46 – Gabi
Desde la Asociación Cultural Hojarasca, ofrecemos una nueva propuesta de ruta para el próximo domingo 20 de Noviembre, a conocer la montaña de Mendikute.
Esta sencilla ruta, apta para todos los públicos, nos llevará a conocer pausadamente un delicioso entorno mágico e histórico, sabremos de las viejas historias de la cima de Mendikute, y también tendremos la oportunidad de adentrarnos, con permiso de la diosa Mari, en una de sus moradas, la cueva que se esconde en las laderas de la montaña.
Os ofrecemos la oportunidad de conocer un poquito las tradiciones, la mitología, los usos y creencias de diferentes tipos de árboles y plantas que habitan el bosque, y las leyendas de nuestros personajes míticos. Pero no sólo tendremos la oportunidad de conocer algo más sobre estas especies, también sabremos de la historia y mitología del viejo castillo de su cima, y más sorpresas a desgranar pausadamente en el paseo.
Quedaremos a las 9:00 horas, en el aparcamiento de camiones, junto a los bomberos de Tolosa. Desde aquí subiremos unos 10 kilómetros en coche, hasta el barrio de Urkizu. Un tramo de pista de cemento nos llevará al punto de partida. Utilizaremos coches lanzaderas para acceder al comienzo de la ruta.
Aconsejamos llevar:
. Calzado de montaña
. Chubasquero o paraguas
. Almuerzo
. Agua
. Bastón
. Ropa de abrigo
. Linterna
La salida puede ser anulada con antelación, si las condiciones, tanto meteorológicas como sanitarias, así lo aconsejen, o bien si no sale un grupo mínimo.
Es necesario apuntarse con antelación, por si debemos esperar la llegada de alguien, en cualquiera de los siguientes contactos, el precio es de 10 euros adultos, y 6 euros niños de 5 a 14 años.
info@achojarasca.com
606 30 44 52 – Aitor
666 53 11 46 – Gabi
Retornamos con más fuerza, energía y ganas de compartir con todos vosotros, la magia de nuestros viejos mitos y de los bosques magnéticos.
Para lo que os proponemos visitar uno de los parajes míticos por excelencia de nuestras bellas montañas, Jentillarri, el dolmen de los jentiles. Caminaremos con una compañía muy especial, la de nuestro buen amigo y magnífico escritor Aritza Bergara. Sus novelas «Jentiles. El último secreto de la mitología vasca», y «Jentiles. Los gigantes eternos», tienen su eje en este formidable megalito. Aritza se halla inmerso en la preparación de su tercera novela sobre los jentiles «Jentiles. El mundo subterráneo «.
Las fechas propuestas son el 9 de octubre y el 6 de noviembre, partiremos desde el puerto de Lizarrusti, para llegar al Dolmen y conocer su leyenda, así como otras muchas sorpresas que nos aguardan en nuestro caminar.
La ruta es de unos 12 kilómetros y un desnivel de unos 300 metros. La salida será de día completo para poder disfrutar de los parajes, historias y magia, que la montaña atesora. El precio de la ruta es de 12 euros, y aconsejamos llevar agua, comida ropa de abrigo y de agua, bastón y calzado adecuado.
Para más información os dejo los contactos de la asociación:
info@achojarasca.com
606304452 (Aitor)
666531146 (Gabi)
Las lamias, Las Lamias, Lamin o Lamiñas, como también se las conoce en la mitología vasca, son divinidades femeninas acuáticas de una extraordinaria belleza que moran en fuentes, pozos, riachuelos, lagos o, incluso en el mar, como veremos más adelante.
La imagen más conocida las muestra peinando sus largos cabellos con peines de oro en actitud entre distraída y seductora. Este peine, suele generar la codicia de los humanos, lo que les crea serios problemas, como cuenta la siguiente leyenda:
EL PEINE DE ORO
“Cuentan en Azkarate (Ascarat) que en la caverna de Leizebeltz, vivían las lamias. Junto a la caverna existe un prado en el que un hombre halló un precioso peine y lo llevó a su casa. Al día siguiente halló el prado totalmente lleno de piedras. Una lamia se le acercó y le dijo:
El hombre le devolvió el peine y al dí siguiente todas las piedras estaban retiradas. Para retirarlas, puestas en fila las lamias, diciéndose mutuamente:
Llevaron las piedras fuera del prado entre tantas lamias como piedras más una.”
Recopilada en Azkarate por José Miguel de Barandiarán
RELACIÓN CON LOS HUMANOS
Existe un amplio catálogo de leyendas en innumerables puntos de la geografía vasca que se han ido transmitiendo oralmente a lo largo de los siglos. Es por ello, que dependiendo de la fuente de referencia, encontramos características muy diferentes. En algunos relatos, las Lamias pueden ser despiadadas con los seres humanos, cometiendo abusos y secuestros, y en otros, auxilian a quien lo necesita y le ayudan a construir puentes, dólmenes, cromlech e incluso iglesias, a pesar de ser profanas, como nos cuenta la siguiente leyenda:
EL PUENTE DE LIGI
“En el pueblo de Ligi, se construyó un puente, pero era constantemente arrastrado por el río. Un día, una lamia se presentó ante el señor de Ligi, diciéndole que ella podría levantar un puente que no fuera arrastrado, si el señor fuera para ella tras su muerte. Lo edificaría entre el anochecer y la media noche antes de que el gallo cantase. El hombre aceptó nel trato, pero le entró miedo y lo consultó con el párroco. Este le dio dos huevos puestos por una gallina negra, uno de ellos debía ser un pollo el cual cantaría “cucurrucú”. Las lamias, comenzaron su trabajo, todas ellas se llamaban Guillen, y según realizaban su tarea, iban diciendo:
Se pasaban las piedras de una a otra, pero justo en el momento en que faltaba por colocar el último pedrusco, el pollo cantó, y los genios huyeron despavoridos gritando:
Y allí quedó el puente al que aún hoy le falta la última piedra, se ha intentado colocar, pero nadie consigue mantenerla en su lugar”.
Algunas leyendas cuentan cómo se enamoran de mortales, con quienes pueden llegar a tener hijos e hijas, pero se trata de relaciones tortuosas, imposibles de llevar a buen término porque a las lamias les está vetada la entrada en las iglesias. Una conocida leyenda nos narra lo siguiente:
LA LAMIA DE KOBAUNDI
“En el barrio de de Garagartza, en Arrasate, hay un baserri llamado Korrione, en la que vivía un joven que se enamoró perdidamente de una Lamia que moraba en la caverna de Kobaundi, de monte Kobate.
La Lamia puso como condición para acceder a casarse que adivinase la edad que tenía. El chico, decidido a ganarse el amor de la bella de la cueva, pidió ayuda a una mujer del vecindario, quien se ofreció a averiguar los años de la lamia. La vecina subió hasta el antro de Kobaundi y colocándose de espaldas, se inclinó hacia adelante de manera que asomó su cabeza por entre las piernas.
En esto apareció de entre las sombras la Lamia, quien extrañada exclamó: En mis ciento cinco años jamás vi una cosa igual.
Con este dato, la lamia accedió a casarse. Cuando el chico le contó a su madre la intención de contraer matrimonio con la chica que moraba en la cueva, esta le advirtió que se cerciorase de que se trataba de una mujer humana, para ello, tenía que fijarse en sus pies. El joven comprobó que la mujer de la que se había enamorado no era un ser humano, tenía los patos.
Aquella decepción hizo que el de Korrione enfermara rápidamente y poco tiempo después, murió de pena.
La lamia salió de la cueva para darle el último adiós acompañado a la comitiva fúnebre, pero se detuvo en el umbral de la puerta del templo cristiano porque las lamias pertenecen al mundo profano y no entran en las iglesias.”
Recopilada por José Miguel de Barandiarán
Hay algún relato que las equipara con la diosa Mari, aunque por lo general se las nombra como entes bien diferenciados.
Aunque su aspecto físico es semejante a cualquier humano, las Lamias tienen algo que las distingue rápidamente y son las extremidades inferiores que pueden ser con pies de pato, gallina, garras de ave rapaz, de cabra o de cola de pescado como nos narran muchos cuentos que suceden en la costa del País, siendo estas, conocidas como Itsaslamiak.
A Caro Baroja, un informante, le contó que las lamias se diferenciaban del resto de las mujeres, porque tenían la piel con un color cobrizo y a Azkue le contaron en Berriz, que solo tenían pelo en la parte de la nuca por lo que era fácil identificarlas.
Pero las lamias vascas no eran sanguinarias, a pesar de las semejanzas físicas y alguna que otra característica similar, nuestras lamias mantuvieron relaciones cordiales y de respeto con los seres humanos. Bien es cierto que en algunos momentos pudieron cometer algunos abusos, e incluso secuestros de jóvenes que caían prendados por su belleza, por lo general eran víctimas de seres humanos desaprensivos.
SECUESTRADO POR LAS LAMIAS
“En una ocasión, las lamias secuestraron a un muchacho de Ezpeleta y lo llevaron a su antro. Un cura acudió a la caverna para rescatar al chico, entrando en la caverna con un crucifijo en una mano y una hostia consagrada en otra, sin conseguir su objetivo. Al salir una voz dijo desde el interior de la sima
– Gracias puede dar a eso que llevas en la mano y más gracias al que llevas en el pecho, de lo contrario hubieras tenido que quedar aquí.
El chico siguió preso”.
Recopilada por José Miguel de Barandiarán
DIFERENTES NOMBRES
A las lamias, se las conoce con diferentes denominaciones, a lo largo y ancho de la geografía vasca. En Agurain, y en general en toda la cuadrilla de la Llanada alavesa, las denominan Amilamia. En Elantxobe, en la costa bizkaitarra, dicen que son seres con un solo ojo en la frente y las llaman Lamiñaku. En Mendibe reciben el nombre de Saindi-maindi, en el pirenaico valle de Aezkoa, Eilamia. Caso curioso el de Zuberoa, donde con el apelativo de Maide, hablan de un genio masculino que se correspondería con las lamias y que cooperaron en la construcción de algunos monumentos megalíticos. Algunos autores que han recopilado nuestras leyendas, equiparan a los Intxixu, conocidos en Oiartzun y Ataun, con las lamias de género masculino.
MITOS DE MÚLTIPLES CULTURAS
Estas genios no son exclusivas de nuestra mitología, tienen su equivalente en numerosas localidades españolas, sobre todo, en la fachada atlántica peninsular, como en la leyenda castellana de la Encantada, o las Mouras de Galicia, las Anjanas de Cantabria o las Xanas de la mitología astur, e incluso están presentes en las mitologías clásicas.
Para quienes amamos la naturaleza, amamos los bosques envueltos en la niebla teñidos de misterio, amamos la mar hechizante embaucadora de nuestros sentidos, amamos los ríos vigorosos nacidos del seno de la tierra, o amamos las montañas altivas y dulces, es casi imposible resistirnos a sus encantos, a su embrujo, a su magia. Posiblemente, nuestros ancestros, también vieron en lo que nos rodea, esa energía especial, ese “algo” inexplicable, poderoso, un tanto sobrecogedor. Quizás por ello, vieron en estos elementos naturales, lugares donde sus deidades moraban, o donde aquellos númenes, dejaron su huella de una u otra forma.
Piedras, árboles, ríos, cascadas, la mar, … han sido lugares de culto, inspirados en una antiquísima religión animista, en la que nuestros ancestros, adoraban a elementos de la naturaleza. Con el paso del tiempo, de forma paulatina, esos dioses naturalisticos, fueron adoptando formas humanas, dando lugar a una religión politeísta, heredera de la naturalista. Estos viejos mitos, creencias, ritos, nos enlazan directamente, por invisibles hilos con las culturas ancestrales de la vieja Europa.
Uno de estos elementos naturales que ha ejercido un influjo especial, sobre los humanos, durante milenios, son las montañas. Bellas, altivas, retadoras, magnéticas, temidas, amadas, … algo profundamente misterioso nos impulsa a conocer sus secretos hechos de piedra, de praderas, de bosques, de belleza. Para quienes amamos subir montañas, es algo casi inexplicable, pero nos llaman con una poderosa fuerza, una energía telúrica, nos empuja a conocer sus secretos, una maravillosa plenitud, nos acompaña en nuestro caminar, incluso una vez ya en el valle, esa plenitud nos acompaña durante días.
En la mentalidad popular vasca, las montañas crecen igual que lo hacen los árboles, esta creencia se relaciona con otra que cuenta que la tierra encierra en su seno una fuerza vital que da vida a todas las cosas. Prácticamente todas las cumbres importantes de nuestra geografía, encierran en su seno algún mito, creencias, tradición o historia. Desde las montañas morada de genios como Mari, jentiles, tartalo o basajaun, hasta cimas vinculadas a determinados rituales, como Ernio, y sus aros que se deben pasar por el cuerpo para evitar enfermedades. En muchas de ellas, se colocaron ermitas, con intención de cristianizar viejos cultos paganos, como el caso del Santuario de San Miguel in Excelsis, en la montaña de Aralar, heredero de otro antiguo culto, posiblemente vinculado a un dolmen. Los mayos, eran troncos de árbol que se colocaban en lo alto de las cumbres, que adoptaban la función de proteger el valle y sus habitantes que se abre a sus pies, en ellos está el origen de colocar cruces en las cimas, el mayo, aún hoy se coloca en lo alto de la sierra de Urbasa. Sin olvidar nuestras grandes cimas, Orhi, Anboto, Zaldiarán, Gorbea, Putterri, Anie, Txindoki, Murumendi, Mendikute, Okabe, o La Madeleine, entre otras,…
Aquellas gentes, que nos precedieron, eran naturaleza, vivían según los ritmos que esta les marcaba, caminaban en su día a día de la mano de la natura. Aquellos primeros hombres y mujeres supieron ver en ella, en la montaña, su auténtica esencia, supieron ver en ella lo que realmente era, la morada de los dioses, ella acariciaba el cielo, aquellos humanos sabían escucharla, dialogando con ella dulcemente. Luego llegaron más gentes, fueron cambiando sus costumbres, sus ritos, sus creencias, sus idiomas, sus tradiciones, sus formas de vivir. Poco a poco, la vida cotidiana se fue volviendo más rápida, más descontrolada, los hombres disponían cada vez de menos tiempo para reparar en ella, en su magia arcaica, para pararse a escuchar su susurro atávico, olvidaron como dialogar con su montaña. A medida que esto sucedía, los hombres comenzaron a sentirse poseedores de la montaña, ya no compartían su existencia de igual a igual, trazaban extraños surcos por donde la aplastaban con sus máquinas rodantes, se sentían dueños de sus mágicos y misteriosos bosques,…
Los hombres habían olvidado su relación con ella, habían olvidado contemplarla en los atardeceres de estío, cuando el sol se acurruca en su regazo, habían olvidado admirarla desde el valle, cuando se vestía con sus mejores galas blancas en las mañanas invernales.
…o eso parecía, en lo más profundo del ser de aquellas gentes, permanecían los rescoldos de aquel fuego ancestral, en lo más profundo del ser de aquellas gentes, permanecían las enseñanzas de aquellos primeros moradores de estas tierras, permanecía su vínculo con ella, con la montaña mágica, permanecía su respeto, su amor. Veía, como, casi fugazmente, aquellas gentes, aún levantaban la mirada hacía sus alturas de vez en cuando, con admiración, a veces caminaban hasta su cumbre, se sentaban en su cima y vivían el momento, disfrutaban de su compañía, si aquel rescoldo arcaico permanecía en ellos.
Quiero invitaros a que conozcamos, caminando pausadamente una de estas montañas sagradas, que se acurruca en uno de los rincones más bellos de la vieja tierra de los vascos, vayámonos a la cima de La Madeleine.
La cima de Arhane, como también es conocida esta cumbre, en cuyas alturas se ubica la preciosa ermita de La Madeleine, se acurruca bajo la cadena pirenaica, en la vertiente derecha del río Le Saison o Uhaitzandia, a caballo entre los valles suletinos y bearneses, en nuestro cautivador Pirineo. Las grandes cumbres, custodian sus 795 metros de altitud que se elevan sobre la localidad de Tardets (Atharratze), y los grandes valles suletinos. Para alcanzar su mágica cumbre debemos situarnos en la propia localidad de Tardets, donde podemos aparcar en alguno de sus parkings. Debemos tomar la carretera que cruza la localidad, y se dirige hacia la capital suletina, Maule, en aproximadamente un kilómetro, llegamos al barrio Sorholus y al cementerio de la localidad. Justo antes de llegar al camposanto, un carretil sale a nuestra derecha abandonando la carretera general, continuamos por ella unos metros hasta llegar a un cruce, donde se ubica la cruz de hierro de Begi Ütürri. En este cruce nos topamos con 3 viales, nosotros debemos tomar el del centro, que nos llevará hasta la granja Etchebestia. Un camino sale tras el caserío siguiendo las marcas amarillas de un sendero de pequeño recorrido. Tomamos decididamente el camino que va ganando altura mientras alterna bosques con pastos, la ermita se ve en la cima hacia la que nos dirigimos, por deliciosos paisajes de casas típicas de estas tierras, un paisaje bello y armónico que siempre nos regala Zuberoa. Sin pérdida, siguiendo las marcas del PR, llegamos hasta la base de la montaña, donde debemos unirnos al carretil asfaltado que nos dejará en su cima.
De esta forma alcanzamos su bella cumbre de 795 metros de altitud, un tanto deslucida por las antenas, no obstante, la vista es magnífica, impresionante, el Orhi reclama constantemente nuestra atención, susurrándonos la cercanía de la mágica Selva de Irati, el Lakora, el Anie, el Midi d´Ossau, y tantos y tantos picos pirenaicos, Bostmenieta, las llanuras del norte, todo crea un magnifico óleo de pinceladas de mil tonos, verdes, ocres, o blancos. Contemplando el inmenso paisaje que se abre ante mis ojos, no es difícil entender el motivo por el que aquellos hombres y mujeres sintieron su magia, el motivo por el que la consideraron su montaña sagrada.
Y allí, reinando sobre todo lo que la vista domina, el pequeño templo de La Madeleine, conocido también como Marie Maddalene D´Arhane. Sus orígenes se remontan al siglo, XV, fecha de su construcción, si bien posteriormente se reformó, pero sus raíces se hunden mucho más profundamente en el tiempo. La ermita se edificó, probablemente, sobre un antiguo lugar de culto primitivo, posiblemente un lugar en el que se rendía culto a la montaña en sí. De hecho, en su interior se conserva la conocida como Ara de Herauscorritsehe, de origen, al parecer romano, en la que se lee una inscripción que hace referencia al dios Herauscorritsehe. Nos encontramos ante un elemento muy curioso y habitual en la vieja cultura de las montañas, los romanos, no combatieron las antiguas creencias de los moradores de estos lares, sino que adoptaron sus deidades, adaptándolas, en ocasiones. De todo aquello nos ha llegado a nuestros tiempos este bello ejemplo, que hoy podemos saborear. No se sabe cómo llego hasta la ermita, el ara, quizás apareció aquí o fue traído de otro lugar por algún fiel, la placa seguirá guardando sus motivos, sus porque su esencia más profunda solo para ella. Este altar, o ara, datado hacia los siglos I o II, muestra la siguiente inscripción:
“FANO / HERAVS / CORRTZE / HE.SACRM / C. VAL. VAL / RIANVS”
que traducido vendría a decir algo así: “Caius Valerius Valerianus erige este altar consagrado al templo de Herauscorritsehe”.
Pero, ¿quién es este misterioso Herauscorritsehe?, los especialistas solo coinciden en que se podría tratar de una deidad pirenaica, su nombre se ha traducido como “dios del rayo rojo”, “santuario del polvo rojo”, entre otras versiones. Si coinciden en que se podría tratar de un dios de los cielos, algo similar a Júpiter. Pienso que tan solo la misteriosa ara sabrá la verdad, que guardará para sí en el misterio del tiempo.
En la cordillera de los Pirineos, se dan cultos muy antiguos, desde el neolítico, teniendo una serie de deidades propias pirenaicas. Muchas con claras influencias galas, celtas y vasconas, algunas de las cuales fueron asimiladas por el Imperio Romano. Se dan muchos altares con inscripciones precristianas, dedicadas a algunas deidades como: Abelio, Tantugou, Silvan, Aherbeltse, Alardoss o Herauscorritsehe.
El gigante mitológico, Roldán también tiene su hueco en esta montaña mágica, pues desde ella lanzó una piedra para destruir la localidad de Ochagavia, pero errando en el tiro, el proyectil cayó en el macizo de Bostmendieta.
Plenos de belleza, debemos continuar nuestro caminar, buscamos ahora el collado de Léchéguita, que se marca con fuerza hacia el NW. Tan sólo debemos descender por una marcada senda, por terreno despejado, el caminar es delicioso por estas lomas abiertas a las cumbres pirenaicas. En el collado, podemos encontrar una importante necrópolis compuesta por tres túmulos, que nos susurran pausadamente la importancia que tuvo este lugar en el pasado. En breve, alcanzamos la pequeña cima de Zerra de 730 metros de altura, y que es una excepcional atalaya sobre La Madeleine. Desde su cumbre descendemos hacia el N., buscando un característico abrevadero, seguimos por un ancho camino hasta el collado de Saxagua, a donde sube una carretera, que nosotros seguimos para terminar nuestra ruta en la localidad de Sauguis-Saint-Étienne.
Allá arriba, queda la misteriosa ermita, a solas con su misterio de siglos, nosotros, hemos podido compartir con ella parte de ese enigma, acariciándolo con nuestras curiosas botas. Allí queda la montaña sagrada, deseosa de volver a dialogar con nosotros, a compartir su atávico susurro, esperando a que la volvamos a tratar lo que realmente es, sin imposiciones, sin destruirla, sintiéndonos parte de su magia.
Huyamos a la seguridad de la montaña.
Desde la Asociación Cultural Hojarasca, queremos proponeros una nueva ruta para conocer uno de nuestros principales parajes míticos, para el próximo domingo día 8 de Mayo. Nos vamos al corazón de la sierra de Aralar, para conocer el precioso dolmen de Jentillarri, ascendiendo por la Calzada de los Jentiles.
Hemos planeado una ruta de día completo, ya que además de su distancia, son muchos los elementos que saldrán a nuestro encuentro en el paseo, teniendo tiempo suficiente para disfrutarlos como se merecen. Su distancia es de aproximadamente 12 kilómetros, y un desnivel de unos 300 metros.
La ruta durará unas 8 horas, con paradas para conocer los secretos de la Cultura del Bosque, usos, creencias, tradiciones de los árboles, leyendas mitológicas… y, cómo no, para reponer fuerzas, por lo que aconsejamos llevar la comida de casa.
La hora de quedada será a las 9:00 horas, en el parking junto a la rotonda de entrada a la localidad de Zaldibia (junto a la tienda de disfraces “Jaiak”). Subiremos hasta los depósitos de Olakosai en los coches, y comenzaremos nuestro caminar.
Debido a las peculiaridades de la ruta, es imprescindible apuntarse previamente en cualquiera de los contactos siguientes, por si tuviéramos que esperar. Además necesitaremos un grupo mínimo de participantes de 12 personas. También cambia un poco el precio de la excursión, siendo esta vez de 12 euros los adultos, y 8 euros los niños de 5 a 14 años.
La excursión pudiera ser cancelada si se dan condiciones climatológicas adversas, o no alcanzamos el mencionado grupo mínimo de participantes.
Para más información no dudes en contactar con nosotros:
info@achojarasca.com
606 30 44 52 – Aitor
666 53 11 46 – Gabi
Recomendable:
-ropa y calzados adecuados
-agua suficiente y comida (hamaiketako, comida,…)
-bastones
-chubasquero o paraguas (por si fuese necesario)
-visera
-ropa de abrigo
Desde la Asociación Cultural Hojarasca te invitamos a compartir una mañana con nosotros, caminando por un mágico paraje, este próximo domingo 10 de Abril.
La ruta es muy sencilla, apta para todos los públicos, en un entorno que guarda la historia de nuestros ancestros, como es el poblado de la Edad del Hierro, de Basagain, en la localidad gipuzkoana de Anoeta. Un poblado fortificado que esconde algunos vestigios de lo que fue la vida en aquel período de nuestra Historia y que merece la pena conocer. Además, la primavera comienza a estar en su máximo esplendor. Los robles están ya espléndidamente repletos de verdes de todos los tamaños y tonalidades, y las hayas, un poco más remolonas, comienzan a hacer brotar sus tiernas hojas.
Os ofrecemos asimismo la oportunidad de conocer un poquito las tradiciones, la mitología, los usos y creencias de diferentes tipos de árboles y plantas que habitan el bosque. Y sin olvidarnos de la historia y mitología del viejo poblado, y más curiosidades a descubrir tranquilamente en nuestro paseo.
Quedaremos a las 9:30 horas, en el aparcamiento del apeadero de Renfe de Anoeta. Desde allí subiremos en coche hasta el lugar desde donde arrancaremos la ruta.
Aconsejamos llevar:
– calzado de montaña
– chubasquero o paraguas
– almuerzo
– agua
– bastón
La salida puede ser anulada con antelación, si las condiciones, tanto meteorológicas como sanitarias, así lo aconsejen, o bien si no sale un grupo mínimo. El precio es de 8 euros adultos, y 4 euros niños de 5 a 14 años.
Es necesario apuntarse con antelación, por si debemos esperar la llegada de alguien, en cualquiera de los siguientes contactos:
info@achojarasca.com
606 30 44 52 – Aitor
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