
DIA DE SAN MARTIN. COMPENDIO DE CREENCIAS Y TRADICIONES

Un delicioso manto ocre cubre los bosques, en una telúrica invitación a sumergirnos en su magia. Los árboles, como el mejor pintor de la escuela holandesa, despliegan su paleta de mil y un tonos, creando un conjunto pictórico soberbio. Es el momento del otoño, de mirar un poquito hacia dentro de nosotros mismos, el momento de la introspección. Pero también es el momento de salir a caminar, de sentir la hojarasca del hayedo bajo nuestras botas gastadas, de guarecernos bajo la cúpula protectora del robledal, de salir a conocer las arcaicas tradiciones de nuestros mayores, es el momento de la vieja cultura del bosque.
“A todo cerdo le llega su San Martín”, es uno de los dichos más conocidos, que todos hemos oído en alguna ocasión, y que encierra, de alguna forma, una manera de ver, de entender el mundo, en definitiva encierra una perspectiva muy concreta de la vida. Se acerca el día de San Martín, que se celebra el 11 de noviembre, una fecha muy importante en el antiguo calendario tradicional de los pueblos de raigambre agrícola. El cristianismo vino a cristianizar, valga la redundancia, una festividad con claros tintes paganos, colocando en esta fecha, la celebración del funeral de San Martín de Tours, fiesta hoy bastante deslucida, pero que en el calendario agrícola, se celebraba en diferentes lugares de la vieja Europa.
En San Martín, se celebraba el fin de la época de la cosecha, y se celebraba comiendo productos del campo, recién cosechados. Pero también se sacrificaban animales, como por ejemplo gansos, o cerdos.

Esta fiesta está, igualmente, muy vinculada al fuego, el conocido antropólogo escocés James George Frazer, dice, en su imprescindible obra “La Rama Dorada”, que el hecho de portar fuego, tal y como se hace en determinados lugares en esta fecha, sería un ritual de fertilidad arcaico. En Alemania, se celebra este día la “Fiesta de los Faroles”, en la que los niños de los pueblos, hacen un recorrido por las calles portando faroles encendidos fabricados por ellos mismos. Cantan canciones dedicadas al santo y regalan panecillos, alguno de ellos con forma humana, llamados “Weckmann” y “Hefeteigmann”, así como Brezel y cuernos de San Martín. Igualmente, y como sucede en el solsticio de verano, es decir San Juan, se encienden hogueras. Esta fiesta también era celebrada con el encendido de farolillos en zonas de Bélgica y de los Países Bajos. Igualmente se prendían fuegos en las Islas Canarias, y se bebía vino nuevo llamado “Vino de San Martín”, acompañado de la “Oca de San Martin”. En Asturias, concretamente en la zona de Aller, también se ha celebrado esta festividad, así como en el Pais Vasco, donde era tradición ofrecer velas al santo. En esta fecha se realizaba, también el ritual del Fuego Nuevo, del que hablaremos en otra entrega.

Por San Martín, era tradición matar el cerdo, en amplias zonas europeas. Una tradición muy arraigada en el calendario antiguo, ya que suponía el asegurarse la alimentación en los meses fríos. Un momento tan importante, se celebraba con un ritual, que comenzaba con la elección del día, en torno a esta fecha, para llevarlo a cabo, ya que debía ser cuando la luna estuviese en cuarto menguante. Se tenía al animal varios días antes en ayuno, para facilitar la limpieza del intestino que se empleará en el proceso. Se le clavaba un cuchillo en el cuello par que se desangrase. Se le prendía fuego sobre un montón de helechos, para eliminar sus cerdas, y ya una vez abierto y limpio se le dejaba reposar colgado 24 horas. Hoy, nos puede parecer algo un tanto sanguinario, pero hace unos años era una auténtica fiesta de hermandad, en la que participaba toda la familia y buena parte del vecindario. También era tradición bendecir en esta fecha semillas de trigo o maíz, para sembrarlas después y tener una buena cosecha.
En la mitología vasca, a San Martín de Tours, se le ha tenido como el mítico San Martinico, o San Martín Txiki. Es este un héroe culturizador, es decir, alguien que trae la cultura a los humanos, en muchas ocasiones robando los secretos de la evolución a genios como Basajaun. La plantación del cereal, el uso del aliso para la fabricación del eje del molino, o la fabricación de la sierra, tal y como nos narra la siguiente leyenda que recopilara don José Miguel de Barandiarán en la zona de Oiartzun:
“Los basajaunes fabricaban sierras en su taller; no así San Martinico, que carecía de un modelo para ello. Deseando éste conocer el secreto, envió a su criado a anunciar en el pueblo que San Martinico había fabricado la sierra. Al oír esto, el basajaun le preguntó:
- ¿Es que tu amo ha visto la hoja del castaño?
- No la ha visto, pero la verá – contestó el criado
Luego refirió a San Martinico lo sucedido. San Martinico vio la hoja dentada del castaño y labró, a su estilo, una lámina de hierro.
De noche fue el basajaun a la herrería de San Martinico, para comprobar si éste había fabricado alguna sierra. Al encontrar allí una, le torció alternativamente a uno y otro lado los dientes, queriendo así inutilizarla. Pero con ello mejoró la herramienta: ahora estaba triscada y no se agarrotaba como le ocurría antes y les ocurría a las del basajaun. Desde entonces se propagó el uso de la sierra por el mundo”.

El fruto del castaño, la castaña, era un producto muy vinculado con esta época del año, pues se consumía en esta fecha. En amplias zonas peninsulares, se celebraba una festividad consistente en encender una hoguera en la plaza del pueblo, y asar en ella castañas. Se comían junto con la primera cosecha de sidra, vino o aguardiente, y acudían a su calor todos los paisanos. Se llamaba, e incluso en amplias zonas aún se llama, pues aún se mantiene la tradición, como en Cantabria, Magosto, Magosta, Amagüestu, o Gaztaiñerre. Está tradición, está vinculada a la celebración de Todos los Santos, cuyo origen está en la festividad celta del Samhain. El Samhain festejaba el momento del año en que el mundo de los vivos y de los muertos estaba más cerca, más interconectado. Se creía que los difuntos visitaban las casas donde habían morado en esa noche, por lo que en zonas como Galicia, se dejaba el fuego encendido toda noche, y se dejaban castañas del Magosto, en la repisa para ellos. Esta fecha se celebraba normalmente la noche del 31 de octubre al 1 de Noviembre, pero en Escocia, por ejemplo, se celebraba el 11, 12 o 13 de Noviembre. Era tradición disfrazarse `para despistar a los espíritus malignos, esta fiesta viajó con los emigrantes irlandeses a los Estados Unidos, convirtiéndose en el conocido Halloween.

La vieja cultura del bosque, vuelve a susurrarnos su magia, vuelve a decirnos que desde hace milenios, hombre y naturaleza han sido uno, que aquellos que nos precedieron, vivían acorde a sus ritmos. No olvidemos estos antiguos usos, rituales, formulas, creencias y tradiciones, no olvidemos la esencia de lo que somos.