El Haya, nuestra dama arbórea
El haya es uno de árboles más característicos de toda nuestra cornisa cantábrica. Su belleza al comenzar la primavera es una de las fascinaciones más fácilmente apreciables en la estación de la vida y el resurgir de colores del bosque.
Sus hojas comienzan a crecer despacito, abriéndose lentamente y desplegándose cual alas de mariposa que salen de su capullo. Es bastante peculiar y característico en ellas los «pelitos» o delicados y finos filamentos que la rodean, otorgándole una suavidad extrema. Cuando visitas un hayedo al principio de esta estación, la sombra verde que procuran es única, difícilmente apreciable en otro bosque, pues esa atmósfera al mirar hacia arriba y ver flotando cientos de alas verdes que bailan delicadamente con la brisa es algo extraordinario de admirar.
El haya, nuestra dama árborea que se viste de esperanza en estas fechas, y poco a poco dota al bosque de la humedad necesaria para refrescarlo ante el verano que pronto llegará a nuestros montes. El otoño le tiene preparadas nuevas sorpresas en tonos de otros colores, pero eso es adelantar acontecimientos, y en la natura todo va despacio… disfrutemos de esta lentitud parsimoniosa que gratuitamente nos brinda.