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Osinberde, el feudo del agua

El agua es vida, el agua es movimiento, el agua es el todo necesario para seguir existiendo en este nuestro planeta. Obvio, verdad, no te estoy descubriendo nada. Su fuerza no radica solo en su necesidad, no, también viene cargada de belleza, porque es incontenible, es capaz de encontrar su propio camino, su propia inercia modifica el paisaje, lo pule y lo llena de líneas suaves, de cantos rodados perfectos, de surcos en la piedra, de saltos que desafían la gravedad, porque ella es indestructible, irrompible, sus miles de moléculas modifican cualquier entorno, incluso en nuestro interior nos transforman. Su arrullo en forma de sonido tranquiliza y pacífica nuestro ser. Y existen lugares donde esta conexión a veces supera todas las expectativas por la comunión de elementos. Uno de ellos podría ser Osinberde..

20 junio 2018, escapando a Osinberde

«… soltar amarras, pasos ligeros, ansiosos, por sumergirse en el verde y en el bosque… agua que corre y resuena ya en tu mente… adivinar la cascada y acudir presto a ella, interiorizando todo el sendero de luces de hayas, y de sombras de quejigos, que te lleva a descubrirla… despojarse de las vestiduras y zambullirse en el congelado lecho de agua pura, cristalina, mágicamente perfecta… brazadas rápidas y vuelta a la superficie de rocas, también verdes, respirar aire cálido, emanar vapor vigorosamente, y de nuevo al agua, enérgicamente, llegando esta vez al torrente, palpar la fuerza del agua, mantener a flote tu aliento y dejarte fluir, siendo tú, ella, el entorno, y la incomparable sensación del bosque solitario que sólo habla contigo…

de nuevo sentado semivestido en tu verde e inmaculada orilla… me invaden las lágrimas de la belleza, del silencio verde (no tengo miedo ni de desgastar su apropiado adjetivo), del sobrecogimiento al inspirar, del superarte el momento que estás viviendo… ¿por qué nunca podré yo ser esta belleza? … los minutos pasan como las oraciones de un retiro necesario… se me escapan de las manos estas cortas horas que me permiten abrazar haces de luz en mi acogedor refugio, mis ojos brillan humedecidos al comprender que soy finitud, pasión, amistad, paternidad, mar, arroyo, collado … abrazo, beso, enseñanza, sonrisa, montaña, bosque… soy error, ensayo, hipótesis, aforismo, frase, mirada, gesto… soy lo que me permita escaparme de todo aquello que use para definirme a mí mismo, aquí, en Osinberde…«

Si quieres seguir visitando los alrededores, puedes acercarte al Centro de Interpretación de Arkaka. Es zona de agua, de vida, de verde.. de paz. Respira, cierra los ojos y siente su murmullo que calma, que apacigua.