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Árboles y plantas

Árboles singulares: El Haya de Imaz

El Haya de Imaz se encuentra en Altzo, un precioso pueblo cercano a la pequeña urbe ya casi cosmopolita en la que se ha convertido Tolosa. Podemos encontrarla cerca del caserío Oiarbide, en un paseo a escasos minutos desde esta residencia del siglo XVII. Es un árbol catalogado como Arbol Singular en Gipuzkoa desde el año 1997, y el motivo esgrimido para ello es por sus dimensiones, que son espectaculares: altura de casi 23 metros, diámetro de copa 28 metros, y un perímetro de tronco de 6,80 metros a 1,30 metros de altura. Colosal, ¿verdad? … pero para mí lo «singular» de este árbol es su historia.

Fue plantado por Manuel Antonio Imaz Garaialde, el famoso bertsolari altzotarra, el mismo año en que se casó, 1836. Si nos vamos un poco más atrás en el tiempo, vemos que en 1808 el ayuntamiento de entonces vendió este terreno (Gaztaina-Motzeta) para hacer frente a la subsistencia de las tropas que luchaban contra los franceses, siendo su nuevo propietario Juan Antonio, padre de nuestro bertsolari en cuestión. Manuel Antonio plantó este haya el año que contrajo matrimonio, incluso puede parecer que el mismo día de su boda, según reza la placa colocada a su vera por sus descendientes:

«Manuel Antonio Imaz

bertsolari altzotarrak

ezkondu zen egunean

1836ko irailaren 22an

aldatutako pago honen itzalak

elkartu gaitzala bere ondorengoak«

Y ese haya sigue viva hoy, con una edad de 185 años.

Se le conocía por “Altzoko Imaz”, y dicen de él que marchaba al campo con papel y lápiz en el bolsillo. Cuando le llegaba la inspiración, detenía a los bueyes y escribía. Según cuentan, el bertsolari cuidaba de su haya con gran mimo. En ese terreno también tenía un manzanal y una calera, y cuando llevaba estiércol para los manzanos, aprovechaba para abonar el haya en todo su contorno, arrancándole la zarza que crecía a su alrededor. Hoy en día es un precioso ejemplar de haya trasmocha (dejaremos para otro día el explicar esta técnica tradicional, el trasmochado), que en 2016 se presentó a Candidato Español a Árbol Europeo 2017 (la votación estuvo muy reñida y quedó en segundo lugar a escasos votos del vencedor).

Votaciones, datos, historia aparte, visitarlo es un goce para los sentidos. Sus largas y fuertes ramas, ramas que son troncos, te atrapan sin compasión, peinadas por los vientos que las pierden en los confines del bosque, y tu vista se detiene en los cientos de vericuetos de árbol sabio, de árbol amable, en la caricia de nacer sus perfectas hojas, en la esbeltez de su porte orgulloso, altivo … no en vano, es hija del famoso bertsolari, y no hay mayor satisfacción para un árbol que sentirse querido y mimado, el saber que somos uno con él … que somos familia.

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Árboles singulares: El Roble de Ondategi

ROBLE DE ONDATEGI

Las enormes ramas del soberbio roble se abrían en todas las direcciones, en una sutil invitación a cobijarnos bajo su telúrica sombra. Su enorme tronco, se alzaba orgulloso de su esencia centenaria, dispuesto a fundirse en un atávico abrazo interminable con nuestra alma errante. Un sinfín de texturas, de tonos, de armonía en sus formas creaban un espectáculo impresionante, un espectáculo que tan solo la naturaleza es capaz de crear.

Allí plantado en mitad del prado, el roble de Ondategi ha sido testigo mudo de cientos de historias, de gentes, de guerras y romerías, testigo mudo de lo que somos.

BELLEZA

Este impresionante árbol se eleva en la campa de Sarragoa, en las afueras del concejo alavés de Ondategi, perteneciente al municipio de Zigoitia. Entró a formar parte de la categoría de árboles singulares de especial protección en el año 1997, esta categoría la creó el Gobierno Vasco tras un estudio, para la salvaguarda de determinados ejemplares que necesitaban de esta especial protección.

El de Ondategi es un roble pedunculado, este termino hace referencia al rabillo de sus bellotas, también son conocidos con el nombre científico de “Quercus robur”, el término “quercus”, parece ser un vocablo de origen celta que significaría “árbol hermoso”.

BELLOTAS

Y no andaban mal encaminados los celtas, por cierto, el roble era uno de sus árboles más sagrados. La hermosura del roble de Ondategi es sobrecogedora, una hermosura hechizante, que de alguna misteriosa forma atrajo durante años, y sigue atrayendo, a quienes hemos acertado a vagabundear bajo su copa. Hasta que la guerra civil española lo impidió, cada 10 de agosto, se realizaba una tradicional romería amenizada con bailes bajo su copa.

EL IMPRESIONANTE ROBLE

Las medidas del roble impresionan, su altura ronda los 20 metros, y su diámetro de copa los 30 metros, su perímetro los 4,9 metros a una altura de 1,3 metros desde la base. La forma del roble es adehesada, ya que sus bellotas alimentaron tanto a animales como a humanos. Hoy una valla de madera protege al viejo roble, para que, durante muchos años, siga compartiendo con nosotros su sabiduría ancestral. Su sabiduría labrada por el paso de los siglos, pero también por el paso de las gentes, que durante siglos se han dejado seducir por su magia, y que, de alguna misteriosa forma, son también parte del roble.

ROBLE DE ONDATEGI

Como verán, razones le sobran al roble de Ondategi para formar parte del catalogo de árboles de especial protección, esperemos que de resultado. Mientras acerquémonos a Ondategi, acerquémonos a charlar con el viejo árbol, él está allí esperando a que nos sentemos respetuosamente a su sombra, esperando a compartir con nosotros toda su atávica esencia.